Kiko siente verdadera pasión por el violín: “como violinista sé que es imprescindible conocer y dominar el instrumento, al tiempo que creamos un vínculo emocional con él; quiero transmitir a mis alumnos la inquietud por alcanzar el límite de sus posibilidades, sin olvidar que nuestro objetivo es divertirnos mientras aprendemos”. Una de sus filosofías de enseñanza es que un buen aprendizaje significativo se basa en los procesos, y cuando estos son adecuados y potenciados correctamente, el nivel del alumno crece exponencialmente. La técnica antigua "without a chinrest" (sin apoyar el mentón) impartida tanto en el violín como la viola barrocas trata al instrumento de una forma distinta, integrando los movimientos de una forma mucho mas natural dentro de la interpretación, y consiguiendo que la timbración del instrumento sea de mayor calidad y profundidad. También el manejo del arco, en la implementación de las diversas articulaciones y golpes de arco exigidas por los diferentes estilos a interpretar, son de mayor precisión y veracidad, siempre siguiendo las convenciones interpretativas antiguas recogidas en los tratados de violín de los siglos XVII y XVIII, consiguiendo una interpretación históricamente documentada.